domingo, 7 de marzo de 2021

El salmo de la confianza

1.-  Dice el Salmo 56:3-4 "En el día que temo, Yo en ti confío. 4En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?."

2. Hay temores que se llaman hombres, y hay temores que se llaman circunstancias. Este salmo fue escrito por el rey David cuando fue prendido por los Filisteos en Gat. 1 Samuel 21:21 dice que David tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. ¿Qué debe hacer uno ante un peligro, dolor, pena, crisis o adversidad? Debe hacer lo mismo que hizo David: “En el día que temo, en Dios confío”. ¿Qué es confiar en Dios? Es anteponer a Dios ante cualquier situación. ¿Por qué tú debes anteponer a Dios? Porque Hebreos 13:5 Dios ha prometido, diciendo: “No te dejaré ni te desampararé”.

3. Uno que confía en Dios en el día de temor, es aquel que dice: “Señor, antepongo tu presencia en mi espíritu, antepongo tu poder en mi corazón, y antepongo tu soberanía a esta situación”. La clave es poner a Dios de antemano y delante de ti.

4. Confiar en Dios es un asunto de fe más que de sentimientos y de vista. Muchos creen que tiene que sentir confiar en Dios, pero la verdad, es que uno casi nunca siente confianza en el día del temor. Confiar en Dios es un asunto de voluntad más que de emoción. Cuando tu decides reposar en Dios, es allí donde Dios decide darle reposo a tus sentimientos. Tu debes aprender a confiar en Dios, aunque no sientas nada, aunque no veas nada.

5. Confiar en Dios en el día del temor es algo difícil de hacer. ¿Qué pretende el temor contigo? Pretende debilitar tu fe, destruir tu confianza en Dios. El rey Aquis de los Filisteos era el temor del rey David, pero David decidió confiar, diciendo: “En Dios he confiado, no temeré; ¿Qué pueda hacerme Aquis? ¿Cuál es tu Aquis? ¿Cuál es tu temor? ¿Cuál es tu debilitador?. Confiar en Dios es un asunto de fe. Pablo dijo en 2 Corintios 4:13 “...Creí, por lo cual hablé”. Esto es el espíritu de la fe.

6. Tu tienes primero que creer y confiar en Dios y luego hablar diciendo: ¡En Dios he confiado, no temeré, ¿Qué pueda hacerme el hombre?!. Observa que después de la fe viene la confesión. Si tu decides confiar en Dios en el día del temor, tienes que tener una actitud de dependencia en El.

7. Confiar en Dios no quiere decir que no sintamos dolor o miedo, pero si quiere decir que tu crees que Dios está en medio del dolor y el miedo. Puede ser que tu no entiendas el asunto, pero confía. Confiar en Dios es creer que El no te abandonara a merced de esas circunstancias.

8. En el día del temor, a veces perdemos el sentido de la presencia de Dios, ¿Señor, pero dónde estás?. Job en medio de su sufrimiento, no podía encontrar a Dios, dijo en Job 23:8-10 “He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; y al occidente, y no lo percibiré; si muestra su poder al norte, yo no lo veré; al sur se esconderá, y no lo veré. Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro”. ¿Qué indica esto? Que Job creía, aunque no podía ver a Dios. Job creyó que Dios lo estaba observando y lo sacaría de esa prueba como oro refinado.

9. En Isaías 43:2 leemos "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti." ¿Cuándo debe activarse nuestra confianza en Dios? No cuando veas las aguas, sino cuando pases por las aguas. No cuando sientas el fuego, sino cuando pases por el fuego. ¿Qué te promete Dios cuando estés en agua o en fuego? Que El estará contigo. ¿Cuándo confío Daniel en Dios? No cuando estaba fuera del foso de los leones, sino cuando estaba con ellos adentro. Dice Daniel 6:22 que cuando el rey Darío mandó a sacar a Daniel del foso, ninguna lesión de León se halló en él, porque había confiado en su Dios.
10. ¿Qué debes hacer tu en el día del temor? Debes hacer lo que dice Pedro en 1 Pedro 5:7 "echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros." Una ansiedad es una inquietud, una preocupación, un deseo de salir, un deseo de tener, un deseo de llegar. Dios dice que tu le eches ese deseo, esa inquietud o preocupación de una vez por todas. Eso que tienes acumulado, entrégaselo a Dios, ¿Qué hará El? Tendrá cuidado de tu vida. el lado negativo de este versículo es tu ansiedad, pero el lado positivo es el cuidado de Dios. ¿Qué es lo que está esperando el Señor? Que tu le traigas el lado negativo.

11. Si tu sigues en tu corazón con esa ansiedad, Dios no puede hacer nada por ti, porque aquí dice que El promete cuidarte cuando tu le echas toda tu ansiedad sobre él. ¿Cómo cuida Dios? Cuida constantemente. Su cuidado no es ocasional o esporádico, sino total. Su cuidado es soberano, porque nada te va a ocurrir que El no lo permita. Observa que la frase “echar” denota un esfuerzo y ¿Qué nos enseña la experiencia? Que nos fácil librarse del peso de una ansiedad o preocupación. ¿Qué debemos hacer? Debemos dejar de sentir y mas bien decidir echar todo ese asunto en las manos de él. Escoge mejor confiar que sentir.

12. Dos claves para confiar en Dios en el día del temor: la palabra y el invocar de Dios. Confiar no es un estado mental pasivo, sino un acto de la voluntad. La voluntad es la que determina, ¿Qué debes determinar? Lo mismo que determinó David en el día del temor: “En Dios alabaré su palabra”. El Salmo 50:15 dice “E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás”. ¿Qué es invocar? Es llamar a Dios audiblemente por su nombre. La invocación te libera. El invocar tiene dos connotaciones: inhalar y exhalar.

13. Cuando estés en medio de la angustia, ¿Qué debes hacer? Debes inhalar el nombre de Jesucristo y luego exhalarlo. Lo que tu inhalas es lo que tu exhalas, creí por lo cual hablé: “Oh Jesucristo es el Señor de este problema”, “Oh Jesucristo es el liberador de mi angustia”. Invócame en el día de la angustia y te libraré. Si tu no invocas no hay liberación. Dios espera que en el día de la angustia alabes su palabra e invoques ¡Jesucristo!. Aplícale ¡Jesucristo! al temor, al dolor, a la crisis, a la situación y a la adversidad.

14. ¿Qué debemos hacer en el día del temor? Debemos confiar en Dios alabando su palabra e invocando ¡Jesucristo!. Vale la pena confiar en Dios.