domingo, 14 de febrero de 2021

Manteniéndonos Firmes en las Promesas de Dios

 


 (Hebreos 6:12-18)

 

El Dios Todopoderoso no miente. No está en su naturaleza retractarse de sus promesas. Siempre que dice que hará algo, esa cosa es hecha. Dios no puede ser obstaculizado. Él es el creador del cielo y de la tierra, el Dios Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores. Todas las cosas, las de este reino y del

celestial, fueron creadas por Él. Él hizo las cosas que podemos ver y las que nos son invisibles - tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por Él y para Él. Dios existió antes que nada y sostiene a la creación (Colosenses 1:16-17). De hecho sólo los necios dicen en su corazón “no hay Dios” (Salmo 14:1)

 

Dios existe y reina sobre los reinos de este mundo (Daniel 4:25). Todo lo que tenemos que hacer es confiar en Él, nunca dudar y mantenernos firmes en sus hermosas promesas. El llanto puede durar toda la noche, pero el gozo viene en la mañana (Salmo 30:5).

 

No se de por vencido en los sueños y deseos que Dios le dio , Dios hará lo que dijo que haría en su vida. Tal vez sólo tiene que ejercitar más paciencia y nunca darse por vencido en su confesión de fe. No deberíamos ser desinteresados espiritualmente, inactivos e indiferentes sólo por expectativas que aun no han sido cumplidas. En lugar de ello deberíamos seguir el ejemplo de aquellos que heredan las promesas de Dios por su fe y perseverancia (Hebreos 6:12). Abraham decidió creerle a Dios a pesar de su muy avanzada edad y otras circunstancias negativas que le rodeaban. Él decidió confiar en la fuerza y fidelidad de Dios, que nunca cambian.

 

Las promesas de Dios son acerca de su palabra que no falla, Su integridad, Su fidelidad, Su santidad y Su incapacidad de mentir. Por ejemplo, está la promesa de Dios a Abraham. Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo “Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia”. Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido (hebreos 6:13-15). La palabra clave aquí es paciencia. La capacidad de esperar pacientemente ante Dios demuestra confianza absoluta, esperanza y fe inquebrantable en el Dios viviente.

 

El enemigo querrá que dudemos de Su fidelidad trayendo pensamientos y opiniones contrarios que están fuera de la palabra de Dios. Debemos ignorar esos pensamientos negativos y seguir manteniendo una actitud positiva frente a la fe. Cuando nuestro Señor Jesucristo le dijo a sus discípulos que Él sufriría muchas cosas incluyendo la muerte en la cruz (Mateo 16:21-23), Pedro levantó una objeción. “—¡De ninguna manera, Señor!¡Esto no te sucederá jamás!” (Mateo 16:22). Pero Cristo sabía que estaba alineado con la voluntad de Su Padre que Él pasara por sufrimientos tan severos. Él descartó inmediatamente ese pensamiento. “Jesús se volvió y le dijo a Pedro: — ¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres” (Mateo 16:23). El enemigo puede usar cosas que uno ve o personas cercanas para traer pensamientos inapropiados a su mente. Cuando se ve tentado a volver a considerar ó a dudar la fidelidad de Dios, por favor clame “¡Aléjate de mí, Satanás!”

 

Estar en el centro de la voluntad de Dios no implica que no habrá sufrimientos o momentos en que todo parece que no está funcionando. Su fe está siendo probada. Su amor inmutable y sus misericordias parecen estar muy lejos. En tales momentos de duda y de nubes negras, no debe perder el enfoque. Debe aprender a decir “Está bien para mi alma”. En lugar de quedar agobiado por los sentimientos hirientes y negativos de una situación desagradable, usted debe sentirse confortado, fortalecido y animado por Su presencia. Dios está donde usted está. Escuche lo que Dios dice: Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. (Isaías 43:2). Él siempre está con nosotros (Mateo 28:20), y por lo tanto no debemos temer.

 

Necesitamos orar para llevarnos a través de los tiempos difíciles. Los familiares y las amistades pueden ser incapaces de protegernos en los tiempos de pruebas severas a menos que hayamos aprendido a estar a solas con Dios en oración. En Mateo 26:38-42, Cristo a través de la oración superó la más grande prueba en Su misión redentora. Los pensamientos acerca de los sufrimientos y la muerte en la cruz parecían abrumadores. Pero Cristo venció y encontró fortaleza en Su misión a través de la oración (Mateo 26:38). Debemos aprender a entregar nuestros intereses, cargas y preocupaciones al Señor ya que Él se interesa por nosotros.

 

A Dios le importamos. A Él le importamos y es un Padre muy fiel. Él es fiel para perdonar pecados (1 Juan 1:9).

Él es fiel para cumplir sus promesas (Hebreos 10:23). Él es fiel para contestar cuando le buscamos. El pecado y la falta de fe son los principales obstáculos para recibir las bendiciones de Dios. La paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios en Cristo Jesús es la vida eterna (Romanos 6:23). Debemos elegir aceptar la oferta gratuita de salvación que Cristo nos hace, a través de la genuina confesión y arrepentimiento. “que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (Romanos 10:9-10). Debemos elegir nunca dudar de la palabra de Dios, sino sólo creer que Dios hará lo que ha prometido. Debemos mantenernos firmes en las promesas de Dios sin vacilar. Dios es muy bueno, grande, misericordioso y fiel.